domingo, 17 de julio de 2016

Homosexualidad y Psicología Clínica: Lo que puede traer consigo una persona homosexual



    En el año 1973, la Asociación Americana de Psiquiatría (APA) decidió eliminar la homosexualidad del “Manual de Diagnóstico de los Trastornos Mentales”. Si bien la orientación sexual por sí misma dejó de ser trastorno, se incorporó el concepto de homosexualidad ego-distónica, que se definió claramente como el deseo de adquirir la excitación heterosexual y una manifiesta excitación homosexual que la persona dice rechazar explícitamente (DSM-III, 1977). A pesar de dejar claro que no se trataba de la misma condición que antes habían descartado de su listado, en la revisión del DSM-III desapareció de manera definitiva cualquier mención a la homosexualidad como trastorno mental (DSM-III-R, 1986).

    Actualmente, aun cuando han pasado décadas desde aquella modificación, existen movimientos que, haciendo un uso fraudulento de sus títulos de profesionales de la salud mental, consideran la homosexualidad como una condición tratable y “curable”. No es extraño conseguir en internet publicidad sobre las llamadas terapias de conversión o terapias reparadoras, y de acuerdo a las políticas que maneje cada país, algunos tienen libertades de ejercicio que pueden generar más daño que bienestar en las personas que acuden a dichas terapias. Debido a esto, la APA se ha pronunciado en un par de ocasiones al respecto,  reafirmando su postura y advirtiendo a la sociedad sobre los riesgos potenciales de la terapia reparadora (APA, 2000) (APA, 1998). Y es que ha sido tanto el debate político y moral sobre la homosexualidad, que es muy difícil encontrar información certera y objetiva del asunto, dejando vacíos en el ejercicio clínico que es importante abordar de la manera mas correcta posible.

    Conociendo que la homosexualidad por sí misma no es un trastorno mental, y suponiendo el ambiente conflictivo con el que una persona homosexual se enfrenta desde temprana edad, es válido preguntarse: ¿Es la población homosexual más susceptible a padecer algún trastorno mental? ¿Qué es lo más común que un profesional de la salud mental puede encontrar en su ejercicio clínico en las personas homosexuales? ¿Existen características importantes que suelen percibirse mayormente en personas no heterosexuales? Se han realizado estudios, y algunos de estos arrojan luz sobre el asunto.

Ansiedad, estrés y depresión

     Una investigación reciente ha demostrado que la percepción de discriminación por tener una preferencia sexual no heterosexual puede actuar como un agente estresor en los problemas mentales (Chakraborty, McManus, Brugha, Bebbington, & King, 2011). Y es que entre las causas principales de los problemas de los homosexuales se encuentra el estrés debido al sentimiento de pertenencia a un grupo minoritario (López, 2008) y el miedo al rechazo por su orientación sexual (Meyer, 2003). Otros estudios en el ámbito internacional indican que los jóvenes no heterosexuales presentan una mayor predisposición a la depresión (Shenkman, & Shmotkin, 2011) y a la ansiedad (King,et al., 2008; Pachankis, Goldfried, & Ramrattan, 2008), comparado con la población heterosexual.

     Sumado a esto, algunas personas homosexuales recurren al ocultamiento de su orientación como estrategia de afrontamiento. Estudios han revelado que existe una correlación positiva entre el ocultamiento de la orientación sexual y la ansiedad social (Cloninger, 1986; Smart, & Wegner, 1999). Una investigación realizada por el Centro de Estudios sobre el Estrés Humano (CSHS) apoya la hipótesis paralela a esta; que las lesbianas, gays y bisexuales asumidos tienen niveles de la hormona del estrés más bajos y menos síntomas de ansiedad, depresión y agotamiento, que aquellos que ocultan su orientación sexual a otros (Juster, Grant Smith, Ouellet, Sindi y Lupien, 2013).

    Paralelamente, se ha demostrado que un entorno social estresante y la percepción de bajo apoyo social pueden incrementar el nivel de ansiedad social (Roberts, et al., 2011) y, sin ir muy lejos, contribuir positivamente al empleo de estrategias de evitación, como el aislamiento (Granados-Cosme, 2009) y los comportamientos de riesgo.

Autoestima y autoconcepto


     Además de una mayor ansiedad social, Pachankis y Goldfried (2006) llegaron a la conclusión de que en los adolescentes homosexuales existe mayor miedo a la evaluación negativa, mayor ansiedad social y peor autoestima respecto a sus compañeros heterosexuales. En un estudio más cercano, resultados de una investigación arrojaron que una baja autoestima es significativamente más frecuente en estudiantes universitarios  homosexuales, lesbianas y bisexuales  que  en  heterosexuales  (Ceballos, Montoya, Romero, Herazo, Oviedo y Campo, 2013).
Además de ello, las  personas  no  heterosexuales  que  crecen  en  entornos  homofóbicos  presentarán niveles bajo de ajuste psicológicos y poca o  nula  actitud  positiva  hacia  su  orientación  sexual,  con  la  consecuente  baja  autoestima (Vargas, Villalobos, Trevisi, González y García, 2003).

Cogniciones y comportamientos autolesivos

    En dos estudios realizados en Australia (Korten, Jacomb y Christensen, 2003) y Nueva Zelanda (Smith, Lindsay, y Rosenthal, 1999) el grupo de personas homosexuales y bisexuales tenían una mayor prevalencia de pensamientos e intentos autolíticos que los heterosexuales. En realidad, numerosos estudios más actuales y en diferentes partes del mundo, dan como resultado que en jóvenes no heterosexuales hay mayor prevalencia de ideación suicida y conductas autolesivas (Almeida, Johnson, Corliss, Molnar, & Azrael, 2009; King, et al., 2008; Plöderl, Kralovec, & Fartacek, 2010).

Conclusión 







Autores:
Carrasquel, Andres
Colmenares, José
Fernandez, Katherine
Lozada, Jonathan 
Montilla, Marieli
Como parte de la 2da Jornada de Psicología Clínica de la Universidad Yacambú
Unknown Web Developer

No hay comentarios:

Publicar un comentario