sábado, 27 de agosto de 2016

Terapias Emergentes: ¿Una alternativa para la psicología clínica?




Dentro de las diferentes metodologías existentes para lograr el desarrollo de las personas al interior de las organizaciones, del ámbito escolar, deportivo y otras especialidades las terapias emergentes surgen como una alternativa para el tratamiento de estos casos, de este modo, el coaching y las constelaciones familiares  se ha convertido en una intervención cada vez más solicitada, que incluso han surgido cursos de capacitación donde se pretende entrenar a un tutor para que realice dichas técnicas.
No obstante su creciente popularidad, estas técnicas aún constituye una disciplina en desarrollo. En la presente investigación de orientación teórica, conocer si son viables como estrategias psicoterapéuticas en la psicología clínica ya que se ha pretendido aplicarlas a esta rama de la psicología o si no de forma externa a ella. 
Así, es posible reconocer la necesidad de un mayor desarrollo, tanto teórico como empírico, de estas terapias emergentes relacionadas con la psicoterapia y de las distintas aproximaciones existentes. Lo anterior permitiría contar con una base sólida que oriente su práctica. De igual modo, se destaca la importancia del papel que le corresponde a la psicología del coaching, constelaciones familiares  y la responsabilidad que le compete para lograr este objetivo.

Coaching

Según Grant (2001b) define el Coaching personal o de vida como un “proceso sistemático enfocado en la solución, orientado hacia los resultados, en el cual el coach facilita el incremento en la experiencia vital y rendimiento del coachee en varios dominios (determinados por el coachee), promoviendo el aprendizaje auto dirigido y el crecimiento personal del coachee”

Características del Coaching:

Coach = Entrenador. 
Coachee = Entrenado o Pupilo
Se aplica más en organizaciones, deportes y escuelas.
Coaching, da consejos concretos.
Los coaches no abordan los antecedentes de dichas emociones: eso le corresponde a la terapia.
Considera que ambas partes son por naturaleza creativas, completas y que están llenas de recursos.
Muchos terapeutas trabajan a la manera de los coaches en sus orientaciones y ambas profesiones tienen elementos en común.

Teorías en el que se apoya el “coaching”: según García, M. y otros (2010) el “coaching” es una corriente que no se apoya en un único modelo teórico, sino que elabora sus teorías en base a distintos modelos dentro de la psicología, por lo que a continuación se explican en que modelos se fundamenta y por qué es importante para la intervención en “coaching”. (p.280), humanismo, Teoría Sistémica, Escuela de Alto Palo, PNL, Psicología Positiva. 

Ventajas: según García, M. y otros (2010)

Sacar a la persona del contexto clínico puede ser menos iatrogénico que la terapia convencional. Por eso, los casos en los que distintas intervenciones con diferentes profesionales no se han obtenido beneficios se podrían considerar interesante este tipo de intervención más natural, que se desarrolla en los ambientes normales de la persona. Por esta razón se puede considerar este modo de intervenir como una ventaja con respecto a la intervención en contextos clínicos.

Desventajas: 

Según Sanhueza (2007). Considerando su popularidad, el Coaching carece de claridad conceptual y definición; asimismo, existe un escaso trabajo tanto en el desarrollo de un marco teórico detallado (Brotman, Liberi y Wasylyshyn, 1998), como de investigaciones empíricas que validen su eficacia (Grant, 2003).

El Coaching aún constituye una disciplina en desarrollo. 
No es nuevo, es un método. 
El Coaching debería emplear más recursos en respaldar empíricamente lo que hace.
Muchas personas realizan el curso de Coach y luego ofrecen “terapias” en consultorios.

Distinción Entre Coaching y Terapia

Pese a tener muchos elementos en común, existen diferencias fundamentales entre coaching y terapia que es necesario considerar (Zeus y Skiffington, 2000; Grant,2001a; Wright, 2005). Una primera diferencia radica en el sustento médico a la base de muchas escuelas psicoterapéuticas, teniendo un fundamento importante en la noción de enfermedad. Dentro de este paradigma el objetivo es curar a la persona, y el terapeuta es considerado un experto en aliviar el malestar o disfuncionalidad de un individuo enfermo, siendo esencial en el tratamiento de diferentes patologías (Grant, 2001a). Contrariamente, el coaching se centra más en desarrollar el futuro de la persona, teniendo como un objetivo principal el mejorar el desempeño de un individuo o sus experiencias de vida, más que tratar alguna disfunción (Grant, 2001a; Wright, 2005).
La terapia, con sus distintas técnicas y modalidades, ha demostrado ser de gran efectividad en el tratamiento de pacientes que presentan conflictos clínicamente significativos. Su aplicación ha logrado una significativa disminución en la manifestación de síntomas e importantes mejoras clínicas en pacientes con problemas emocionales y conductuales (Hazlett-Stevens y Crasket, 2002). No obstante, la terapia psicológica y el coaching tienen como objetivo distintos tipos de población. El coaching se orienta a personas que presentan baja psicopatología y alta funcionalidad, mientras que en la terapia ocurre lo contrario (Grant, 2001b).
También existirían diferencias en el proceso mismo de ambas técnicas. Las intervenciones que se realizan en coaching ejecutivo se focalizan más en temas puntuales y en las necesidades de desarrollo de cada ejecutivo en particular. Kilburg (2000; en Ducharme, 2004), por el contrario, plantea que las intervenciones terapéuticas tienden a indagar con mayor profundidad en los distintos temas.
Spence, Cavanagh y Grant (2006) postulan que si bien se ha procurado dejar claro que el coaching no es equivalente a psicoterapia, es altamente probable que un grupo de la población con problemas clínicos considere al coaching como una alternativa a la terapia, desprovista de estigmatizaciones sociales y estereotipos negativos. De esta manera, los problemas clínicos que puedan surgir en el coachee, su detección y abordaje por parte del coach, son algunos de los desafíos que deberá abordar la psicología del coaching.

Diferencias entre un Coach y un terapeuta, según: Delclaux (2007)

En cuanto al papel del profesional: el coach es un igual, ejerciendo un papel interactivo. Sirve de espejo al coachee. En la psicoterapia, el terapeuta es un “experto”, una fuente de ayuda en la que el paciente deposita sus sentimientos y sus emociones.
En cuanto al papel de la persona: el cliente plantea al coach sus retos o sus dificultades a trabajar. Se trata de desafíos y de oportunidades para mejorar. En psicoterapia, es el terapeuta quien diagnostica, quien busca el problema, las causas y los antecedentes, al igual que la manera de encontrar la forma de tratarlos.
En cuanto al tiempo: en el “coaching”, se trata de un número limitado de sesiones que en muchas ocasiones queda previamente pactado. En la psicoterapia, la duración puede ser mayor, y es más difícil establecer previamente el número de sesiones a realizar.
Sobre qué parte de la vida del cliente-paciente ponemos el foco: en el “coaching”, enfocamos nuestra intervención hacia el futuro. En psicoterapia, ocurre que la resolución de conflictos del pasado tiene un gran valor para resolver conflictos del presente.
En cuanto al encuadre: el “coaching” es más flexible, permitiendo el uso del teléfono, el e-mail, las videoconferencias, etc. La psicoterapia exige un encuentro, en un lugar predeterminado, adecuado para la buena ejecución de las sesiones.

El papel de terapeuta tradicional expuesto por Delclaux difiere mucho de la realidad actual, más aun existiendo nuevos modelos desarrollados en las últimas décadas que son más humanistas, están enfocados en la alianza terapéutica, centrada en el cliente, en el que el terapeuta está al mismo nivel que el cliente, es decir, que no existe una autoridad y en los que se trabaja para que las sesiones sean lo más naturales posibles y así poder evocar las conductas clínicas relevantes, etc. Por otro lado, en estos nuevos modelos el objetivo principal ya no es tratar los conflictos del pasado del cliente (como en el psicoanálisis), sino como recomienda el “coaching”, son intervenciones enfocadas a los valores de la persona, para que así funcione con más adaptabilidad.  

Sí es cierto que el terapeuta diagnostica y trata de buscar las causas, pero no es verdad que el rol del terapeuta sea el de dar soluciones; al contrario, es un rol de acompañamiento en el que el terapeuta utiliza técnicas para que el cliente llegue a las conclusiones por su propia cuenta. El terapeuta claro que es un experto, pero es un igual que sirve como espejo, de ahí el término denominado transferencia, en el que el cliente proyecta los sentimientos positivos o negativos a la terapeuta.
En lo que sí se está de acuerdo con Delclaux es que el “coaching” es un método de intervención más flexible que no exige un lugar predeterminado para la intervención. De ahí la conveniencia de unir estos dos modos de intervención.

Según The Coaches Training Institute (2011).  Se consideran las siguientes Orientaciones para remitir a los servicios de un o una terapeuta: 

El cliente tiene una enfermedad mental activa: depresión, ansiedad 
El cliente tiene un problema de drogodependencia 
El cliente está en una situación de malos tratos a nivel emocional o físico, o de amenazas de malos tratos
El cliente ha mencionado pensamientos o tentativas de suicidio
El coach siente que está haciendo coaching fuera de sus límites de competencia 
El cliente no está progresando 

Constelaciones Familiares

Según Medina, B. (S/F). Las Constelaciones Familiares están basadas en el lugar que ocupa un individuo dentro de un sistema, ya sea familiar, social o laboral, y la manera en cómo éste afecta los sentimientos del individuo; por ello, solamente cuando el individuo ocupa el lugar que le corresponde, es posible desarrollar su proyecto de vida de una manera fructífera y armoniosa. (p.34)

Características: Según Alonso, Y. (2005):
Reconoce la transmisión, a través de las generaciones, de conflictos, preocupaciones familiares y modos de comportarse que derivan en, o de alguna forma determinan, los problemas psicológicos actuales.
La CF siempre se realiza en grupo. Se trata de una terapia de sesión única. 
Normalmente las sesiones tienen el formato de seminarios de dos o tres días.
Dispuestos en círculo y por turnos, cada participante expresa de viva voz y de forma muy breve en qué consiste tal demanda, para pasar inmediatamente a configurar a su familia.
El Constelador o Coordinador se informa también sucintamente sobre la estructura de la familia, y de forma especial sobre eventos pasados relevantes que el cliente pueda recordar: fallecimientos prematuros, enfermedad mental, pérdidas importantes.
La dinámica que se desarrolla durante la representación familiar revelará los posibles enredos y otras relaciones perjudiciales mediante las sensaciones vividas por los representantes.

Fundamentación Teórica:

Psicoanálisis, Gestalt; Psicodrama, Teoría Sistémica, Hipnoterapia, Campos Morfogenéticos del biólogo británico Rupert Sheldrake. 
La tesis doctoral de Höppner (2001), que en un diseño cuasi-experimental busca cambios en una muestra de 85 clientes tras someterse a esta terapia. Los resultados son los siguientes:
el cambio psicológico inducido por una CF se produce a través de un cambio de la imagen interna de la familia.
Un dato clínico interesante que aporta este trabajo es que aquellos clientes cuyo estado de partida es un malestar psicológico leve o mediano se benefician más de la CF que aquellos que acuden con una carga severa. 
La disminución del malestar es más significativa cuanto más específica, es decir, cuanto más relacionada con la demanda concreta que llevó a la participación en la CF.

Ventajas: Medina, B. (S/F).
Generalmente se invita a los participantes a que trabajen alguna experiencia frustrante o dolorosa en su vida, o a aquellas circunstancias que les cuesta trabajo aceptar, con la finalidad de que le den un lugar en su corazón a dicha experiencia y la resignifiquen, para de esta manera, dar el paso a lo más importante: Honrar, lo cual implica inclinar la cabeza y el tronco, como un gesto de humildad y reconocimiento, acompañado con una frase interna que diría: “Sólo puedo reconocer que así fue”. Esto conlleva a: 
Equilibrar los sistemas familiares, sociales u organizacionales.
Enfrentarse con el miedo a la muerte y a las separaciones en general.
Clarificar y diferenciar los sentimientos hacia otras personas.
Comprender que las acciones siempre tienen consecuencias.


Desventajas: Según Alonso, Y. (2005): 
A pesar de su éxito comercial, hasta hoy han sido pocos los intentos de validación empírica, y también pocos o desafortunados los de encuadre teórico, con lo que permanecen sin resolver muchas cuestiones de importancia. No es conocido si la técnica es eficaz desde el punto de vista psicoterapéutico, y si lo es, para quién o en qué circunstancias puede resultar beneficiosa. Tampoco está claro si los presupuestos en los que se basa son sostenibles y si la técnica es congruente con ellos. Algunos detractores entienden que se trata de un mero entretenimiento que no merece ser clasificado como psicoterapia. Las críticas son también encendidas en cuanto a cómo actúa y hasta qué punto lo hace y, en todo caso, en qué escuela psicológica es posible encuadrarla. (p.86)

Papel del Constelador y el Terapeuta: Cárdenas, L. (2012)
Los críticos reportan que los practicantes estilo-Hellinger, a diferencia de los psicoterapeutas regulares, generalmente carecen de entrenamiento sólido y, consecuentemente, sus terapias exhiben un desarrollo bastante aficionado.
Muchos de los círculos psicoterapéuticos y new age que aplican la fórmula de Hellinger prefieren ignorar las críticas serias de colegas y también de las autoridades alemanas atentas, de quienes ellos creen que han constituido un contra-movimiento como una reacción al éxito inicial de las constelaciones familiares de Hellinger.



Referencias

Alonso, Y. (2005). Las constelaciones familiares de Bert Hellinger: un procedimiento psicoterapéutico en busca de identidad. International Journal of Psychology and Psychological Therapy. Vol. 5, Nº 1, pp. 85-96. Univesidad de Almería, España

Cárdenas, L. (2012). Constelaciones Familiares, la controversial terapia de Bert Hellinger. Documento disponible en: https://www.aech.cl/2012/08/constelaciones-familiares-la-controversial-terapia-de-bert-hellinger/  Consultado 03/07/16 1:00pm.

Delclaux, MJ. (2007). “coaching”: una nueva herramienta. Guía del Psicólogo, 270, 5-7.

García, M. y otros (2010). El coaching en psicología clínica: fundamentación de sus posibilidades y límites. International Journal of Developmental and Educational Psychology. INFAD Revista de Psicología, Nº1, 2010. ISSN: 0214-9877. pp:279-287. Almeria España


Grant, A. (2006a). A personal perspective on professional coaching and the development of coaching psychology. International Coaching Psychology Review, 1(1), 12-22.

Grant, A. (2001b). Towards a Psychology of Coaching. Extraído el 20 de Octubre de 2006 desde http://www.psych.su.oz.au/psychcoach/Coaching_review_AMG20 01.pdf 

Medina, B. (S/F). ¿Qué son las constelaciones familiares? Uaricha. Facultad de Psicología – UMSNH p.32-39

The Coaches Training Institute. (2011). Coaching versus Terapia: ¿Qué diferencias hay entre ambos y cuándo remitir a nuestros clientes a profesionales terapeutas?

Sanhueza, M. (2007). Coaching: su constructo y su concepción desde la perspectiva cognitivo-conductual. Trabajo de Grado para optar al título de psicólogo Universidad de Chile.

Spence, B., Cavanagh, M., Grant, A. (2006). Duty of care in an unregulated industry: initial findings on the diversity and practices of Australian coaches. International Coaching Psychology Review, 1 (1), 71-85. Extraído el 22 de noviembre de 2000 desde http://www.bps.org.uk/downloadfile.cfm?file_uuid=EBD7BE5D-1143-DFD0-7E05-E12F3C26A0C5&ext=pdf

Zeuss, P., y Skiffington, S. (2000). Coaching en el trabajo. Madrid: McGraw-Hill.

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